Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 27 de julio de 2016

La ambición desmedida de pocos hace sufrir a millones






“No importa tener que matar o dejar morir,
con tal de conseguir lo que se quiere”.
P. Demetrio Vargas Gómez msp
“Dios ofrece la paz y el hombre hace la guerra. Dios crea todas las cosas y el hombre se abalanza sobre ellas sin medida y sin importar que esto suponga el atropello de los demás. No importa tener que matar o dejar morir, con tal de conseguir lo que se quiere. Hasta sea llegado a matar en nombre de un dios hecho a la propia medida”.
Así escribió el P. Demetrio Vargas Gómez msp (misioneros servidores de la palabra) el editorial  de la revista  Inquietud Nueva, impresa en México  y que,  a juicio de quien escribe este blog, se refiere directamente al gran capital que hace la guerra, que destruye y se enriquece con una presunta reconstrucción de lo destruido.
Pero Vargas  Gómez  escribe más y plantea que “Hay también  manifestaciones de falsa bondad para aprovecharse de la ingenuidad o de la imposibilidad de defenderse de los más débiles. La meta siempre es obtener más bienes, a costa de lo que sea.  En la misma política, con apariencia de servicio y de búsqueda del bien social, se abusa terriblemente de aquellos a los quienes se debe servir o ayudar”.  
Y luego añade que “En no pocas partes del mundo, muchos seres humanos sufren el flagelo de la guerra y sucumben ante la ambición desmedida de algunos cuantos. No se dialoga, se impone; no hay lugar para el perdón, pero si para la venganza y el odio. No se escucha la voz del otro, sino que se prefiere  el grito absurdo de las armas”.
Continúan las injustas desigualdades  
En su mensaje para la VII Cumbre  de las Américas, el Papa Francisco fue muy claro al decir que:
 “Estoy convencido –y así lo expresé en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium- de que la inequidad, la injusta distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros y que, para poder vivir dignamente, hay que luchar contra los demás (cf.52, 54)”. 
Como el Papa Francisco actúa diplomáticamente, aunque con firmeza, puede hablar de supuestos para no chocar directamente, pero la realidad es que ese mensaje estuvo dirigido a los Estados guerreros, EE.UU y los que se expresan en la Unión Europea a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, es decir, OTAN así como a las grandes transnacionales que operan en el mundo y que explotan, día tras día, a la casi totalidad de los ciudadanos que habitan el planeta, que son una mayoría que ese presunto 1% que mantiene aplastado al 99% de la población.
De todos modos, la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, consideró que “El bienestar así logrado es injusto en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas. Hay bienes básicos como la tierra, el trabajo y la casa; y servicios públicos como la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente…, de los que ningún ser humano debería quedar excluido”.  
Aquí cabría la siguiente pregunta –válida para todos los sacerdotes de la tierra- ¿Le preocupa al sacerdocio venezolano que haya personas excluidas del bienestar? Al menos a la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, no le preocupa en absoluto pues, como lo destaca el diario Últimas Noticias el 17 de julio de 2016, en un trabajo de David Grau y Carolina Hidalgo, titulado “Guerra verbal de la CEV torpedea el diálogo” y el cual indica que “El exhorto de Papa Francisco  a dialogar en Venezuela cayó en el saco roto del olvido para la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). Desde hace un mes mantiene una sistemática campaña de descrédito contra esta iniciativa avalada no solo por UNASUR, sino también por la Organización de Estados Americanos, (OEA) y la Unión Europea (UE)”.
Lo cierto de todo, es que, como dijo el embajador Roy Chaderton Matos “…la CEV no inspira confianza para ser mediadora en el proceso de diálogo entre el gobierno (venezolano) y la oposición.
El gran reto: Globalizar la solidaridad y la fraternidad
¿Cuántos excluidos hay en estos momentos del año 2016 en el mundo entero? La cifra no es exacta para nadie pues, si citamos algunos números que se escuchan podemos repetir que, hay más de40 millones de pobres en USA, más de 100 mil desahucios en España, miles de jóvenes desempleados en Europa, miles de personas muertas por los bombardeos de la industria militar (excluidos definitivamente) y los miles de –dicen que 400 mil- personas que ha quedado sin patria, sin contar con los miles de afectados en África  y Latinoamérica.
“Este deseo (de la no exclusión) –que todos compartimos- desgraciadamente  aún está lejos de la realidad. Todavía hoy siguen habiendo injustas desigualdades que ofenden a la dignidad de las personas”, añadió el pontífice.
No están en esta cuenta otras miles de personas afectadas en su dignidad, como los millones de argentinos afectados por la Derecha de ese país; los también afectados por ausencia de medidas de justicia en México, los millones de ciudadanos afectados en su dignidad en Brasil por las trampas de la Derecha y otros miles o millones de ciudadanos abatidos por la indiferencia de los que manejan el gran capital.
Aquí es donde cualquier ciudadano se pregunta si las miles de personas que mueren asesinadas y son lanzadas en fosas comunes no eran seres dignos. ¿Tampoco tienen dignidad los que luchan por el ambiente, para evitar que siga siendo depredado?

 

 Para el pontífice latinoamericano, “El gran reto de nuestro mundo es la globalización de la solidaridad y la fraternidad en lugar de la globalización de la discriminación y la indiferencia y, mientras no se logre una distribución equitativa de la riqueza, no se resolverán los males de nuestra sociedad (c.f. Evangelii gaudium 202), mientras los ciudadanos del mundo no reaccionen frente a las injusticias, las ofensas prevalecerán en el mundo”.      
Ante esta realidad de indignidad a la que han sometido muchas mujeres y hombres de esta humanidad, bueno es aclarar que mucho se sienten poderosamente dueños de los demás, o mejor dicho, los de menos, porque son estos, los que tienen menos, quizá los que carecen de todo, quienes son blanco permanente de las injusticias. Y como sugiere el Papa Francisco, son los ciudadanos de este planeta quienes deben reaccionar ante las injusticias.
Visto de otra manera, quienes se han creído los dueños indiscutibles de los países y sus gentes, desde hace siglos, deben responder y rectificar sus conductas malsanas y entregar de esa manera a los excluidos, las posibilidades de vivir mejor, porque es posible alcanzar ese necesario objetivo.
El 25 de julio, día de la ciudad de Caracas, apreciamos por medio de Telesur, una noticia de impacto, como fue saber que la Derecha estadounidense alojada en el denominado Partido Demócrata, había conspirado contra uno de sus propios miembros, el candidato Bernie Sanders, de modo que no fuese favorecido por los seguidores demócratas que venían siendo entusiasmados por el nuevo planteamiento que venía haciendo, como cambiar la realidad norteamericana y luchar por un mejor bienestar para sus ciudadanos.
Fue wikileaks esa especie de agencia cibernética la que filtró una serie de correos donde la conspiración contra Sanders era puesta e evidencia. Lo cierto de todo, es que pese a ese terrible acontecer, más bien levó a Sanders a afirmar que había comenzado la revolución en Estados Unidos.   

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