Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



viernes, 15 de julio de 2016

LAS OLIGARQUÍAS SIEMPRE CONSPIRAN




El Gran Mariscal de Ayacucho, víctima deinfundios.

Los delincuentes (porque cometen delitos) que dicen mentiras de Venezuela y otras naciones de Latinoamérica, que inventan situaciones que no acontecen en esos países, que distorsionan las informaciones, que diseñan cuadros de malversación, sobre nacionalidades falsas, sobre presuntas cuentas que algunos ciudadanos tienen en bancos de Estados Unidos, que intentan llenar de basura la vida de las personas, que se valen de seres humanos que no existen, no son nada nuevo para esta región que ha visto nacer una pléyade de luchadores y libertadores.
Los tiempos de intrigas no han cambiado
En una carta que envía Antonio José de Sucre  -desde Túquerres, 5 de diciembre de 1822-   al Secretario General de S.E. el Libertador, le indica que:
“Se me ha informado que algunos individuos han querido  elevar a S.E. un reclamo contra algunos actos  de mi administración en la intendencia del departamento, contrayéndose especialmente a la distribución de los empleos. He escrito al M.I. Cabildo para que promueva por sí o los ciudadanos las quejas que haya de mi conducta en todos sentidos, pues estoy  dispuesto a contestar los cargos que sufra. Si es sola la queja por los empleados, S.E. sabe que han sido consultados en una junta de 12 notables que pudieron  o no tener pasiones en sus informes y que por tanto los reclamantes pueden o no tener justicia en s pretensión, pero si me acusa de algún acto arbitrario que ataque las leyes, espero que se me hagan conocer los cargos y que en tanto S.E. suspenda su concepto porque puedo si asegurar que no me he desviado un momento de ellas, de las órdenes de S.E. y de la justicia. Tal vez puedo yo errar mi concepto, pero desde ahora, aseguraría que los que se quejan o son hombres viciosos o son turbulentos  o no son patriotas: no digo que mi administración carezca de faltas pero ningún ciudadano ha sido privado de la justicia que ha tenido en sus pretensiones. En cuanto a los empleos he dicho que se proveyeron bajo los informes de 12 notables cuyos presentará a S.E. el secretario de la intendencia para que se juzgue de su opinión pública.  No respondo si han tenido o no pasiones, pero es una verdad que para la provisión de dichos empleos era necesario un sufrimiento de que sencillamente juzgará S.E. sabiendo que hay individuos (tal vez de los quejosos ) que reclamaron un puesto pero por el mérito de haber dado una taza de chocolate al señor coronel Córdova después de la acción de Pichincha: quizá la solicitud existe aún en Secretaría. Mi situación actual no es para hacer informes detallados que prevengan al Libertador; porque respondo sobre mi comportación espero satisfacer en cualesquier momento a S.E. y responderle que he desempeñado con honor e integridad la confianza que se sirvió dispensarme al poner en mis manos la intendencia del departamento.   
Dios &
A.    J DE SUCRE
La Derecha denigra desde hace siglos
El Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y La Información de Venezuela,  en 2010 editó un folleto en el cual se recoge un planteamiento de Miguel Acosta Saignes, el etnohistoriador y geógrafo, ensayista, director de la Escuela de Periodismo –hoy Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela- y que fue publicado en la revista Casa de Las Américas (No. 138, mayo-junio de 1983, año XXIII) y en el mismo se refiere a lo que consideró el caso terrible de Simón Bolívar.
En el Congreso de Angostura -15 de febrero de 1819- , Bolívar hizo referencia cuando describió cuanto había sucedido desde 1810:
“No he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresistibles ha dirigido la marcha de nuestros sucesos…”
Saignes refirió en su artículo que Simón Bolívar “Muchas veces repitió interpretación semejante, con la cual superaba a mil historiadores y sociólogos que habrían de juzgar sobre su vida y la de su tiempo. Comprendió –y por eso mereció el título de Libertador – su papel eminente de intérprete de las voluntades colectivas. Comenzó por responder a la de su clase, la de los mantuanos, cuyos pensamientos expresó vivamente  en ocasiones innumerables”.
Pese a sus triunfos “…en lo político y lo bélico, con la aquiescencia de los criollos d4 Venezuela, la antigua NUEVA Granada y Perú, así como los de Ecuador  y después, en 1826, los de Bolivia. Pero amentaron las contradicciones por diversos motivos, Bolívar concedió a los indígenas constantes reivindicaciones, un poco a cambio de que contribuyeran a mantener  a los ejércitos  que iba formando en cada futura república”.
Y más adelante, escribió el ensayista que “Ya después de Junín se inició el descenso, es decir, comenzó la lucha de las oligarquías formadas rápidamente, después de las primeras libertades en Venezuela y Nueva Granadlas”.
Así, le suspendieron las prerrogativas concedidas en 1821 y perdía su capacidad para “…formar ejércitos ni mandarlos fuera de territorio de la República Colombiana. No podría, así, dirigir la batalla final que había venido preparando por largos meses con Sucre”.
Aunque estuvo respaldado por el ejército, nuestro Libertador no se rebeló, ya se  encontraba herido por las clases oligarcas formadas después de la independencia.
Hoy, como ayer, la lucha sigue en Nuestra America
He querido a traer a colación –sin entrar en muchos detalles- las traiciones que rodearon a estos grandes luchadores, bien por los de su misma clase social –no hay que olvidar que tanto Bolívar como Sucre fueron aristócratas, poseedores de grandes fortunas- como por aquellos que lucharon a sus lados, pero que una vez concluida la independencia, consideraron que había llegado la hora de que les reconocieran sus sacrificios, ciertos o inventados. Esos se apoderaron, manejados por las clases poderosas, las oligarquías,  de los gobiernos subsiguientes.
Perseguido Bolívar, asesinado su mejor amigo, gastada su fortuna y desmembradas las regiones por las que lucho, se consideró proscrito, ya sin patria que defender.
Hoy, no solo en Venezuela, sino en el resto de Latinoamérica, las oligarquías, más poderosas  que antes, siguen aferradas al poder y batallando desde las sombras contra los nuevos modelos revolucionarios latinoamericanos que insisten en llevar mejores condiciones de vida a sus habitantes.


A.J.DE SUCRE
Archivo de Sucre. T.XIII, f.15-A.Vuelto   
SAIGNES, Miguel Acosta
“Como repudia una clase social
a su Libertador”
Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información
Agosto 2010

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