Pedro Estacio
Nunca ha estado en mi mente hacer referencia, en este blog, a los términos niño y asesino, pero me sacudió leer una nota en la que un niño, de apenas 10 años, asesina a su madre porque ella no le compró unos auriculares de realidad virtual.
Pienso que a cualquiera se le emborrachan las neuronas al considerar una trágica noticia como la ocurrida en tierra estadounidense, el pasado noviembre.
La trágica realidad, en el caso de los nacidos en esta tierra debería ser analizada por todas las familias de la sociedad, porque es un hecho real y, porque en este proceso de revolución que vivimos, observamos una situación altamente contradictoria que se desarrolla y sin el menor signo y juicio posible de preocupación:
La dupla paz y violencia
-La república bolivariana de Venezuela ha sido blanco de mucha y variada violencia, al punto que han utilizado la tecnología de los drones para acabar con el líder de la revolución y Jefe del Estado Nicolás Maduro, quien viene auspiciando la paz desde hace años.
Y la tal contradicción se manifiesta en esa dupla de paz y violencia, la cual llega a los hogares en dos rutas que se cruzan. Bajo la inspiración política y hasta religiosa la paz está en todos los ciudadanos del país venezolanos, pero la violencia que no necesita protocolo hace su entrada por donde menos lo piensan los ciudadanos.
La violencia hace su entrada con una presencia colorida e inerte, como son los muñecos, pero que adquieren rápida vida en el cine, la televisión, juegos de video, internet y las redes y hasta ahora no hay freno o límte alguno.
Tema de Consejos Comunales
El tema es para ser tratado por los consejos comunales o comunas, porque su integración general está constituida por miles de familias y entre cuyos miembros destacan las niñas y niños, el futuro de cualquier país.
Los meses de diciembre de cada año nos vemos frente a esa gran contradicción de paz y violencia. Por un lado la referencia al nacimiento de Jesús es el signo distintivo de la navidad, lo cual entra en contradicción con la misma violencia que se desata a su alrededor con la vorágine de los petardos y demás variedad de explosivos y detonaciones que suelen escucharse en las calles y donde por lo general son las niñas y niños los protagonistas.
A nadie parece preocuparle tal hecho, pero lo cierto es que son los padres quienes ponen el dinero para que los estallidos de los denominados matasuegras (así llaman a uno de los petardos) revienten y hagan eco en las noches y a veces ocasionan pérdida de manos, hasta algunos incendios además de generar pánico en aves enjauladas, gatos, perros y otras mascotas.
La TV remate culturizador
Esto de la violencia y en navidad es un detalle, la contradicción de la que poco se habla está en ese proceso terrible de transculturización, meternos otras culturas en la mente, como esa que viene desplazando al nacimiento criollo y termina por darle entrada al que llaman san nicolas (por suuesto que no es el de los cristianos), llenar de bombillos todo espacio posible y hasta hacer figuras de renos, sin echarle un vistazo a nuestros siervos o venados y por si fuese poco, mucho arbolito de navidad en todos lados.
Si es por la TV, aquí entra el remate transculturizador, algo así como lo que le han hecho a Cristina Fernández, viuda de Kichtner, vicepresidenta de Argentina, a quien han querido eliminar sin poder hacerlo, pero lo que hace ese remate es distorsionar la realidad y narcotizar a las neuronas, para que no haya otra forma de ver la vida, sino esa que vende Hollywood.
Ese remate transculturizador es de largo aliento, porque tienen la fiesta todo el año, ya que no pelan lo que les viene desde el exterior y siguen con el rol que cumplen de pan y circo sin aportar ningún tipo de soluciones a la sociedad.
Si nos referimos a las redes, la cuestión es mas grave y mas banal. Las denuncias solo serán válidas cuando vienen con nombre y apellido, porque por allí entra cualquier cosa. Parecen sustituir a Ipostel, porque es como un coreo por donde envían ríos de mensajes sin sentido, cataratas de besos, felicitaciones de cumpleaños, por cualquier cosa y fotos, independientemente de las mentiras.
¿Enseñanza de valores?
Eso si, nada de enseñar u orientar en valores a los pequeños. Nada de regalarles un libro, leerles un cuento orientador, algo que valga la pena. Nada de eso, hay que comprarles patinetas, juguetes de plástico, equipos de sonido, visuales y todo lo que el mercado asoma en las supertiendas. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Concluyo acá con lo que decía Samuel Robinson o Simón Rodríguez, maestro y fiel al Libertador Simón Bolívar:
-Ni los padres ni los maestros pueden prever lo que los niños serán, y mucho menos el uso que harán de lo que ahora “les enseñan a decir”. Pero lo que podrían asegurar ya es que, cuando grandes, han de creer que saben lo que dicen.La superficialidad se hará moda en la juventud, costumbre en la virilidad y ley en la vejez. (*)
(*) IDEARIO de Simón Rodríguez
RUMAZO GONZÁLEZ Alfonso
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