¿Si la mente es la gran computadora, qué decide nuestro andar en la vida, la mente o el corazón?
Pedro Estacio
En ocasiones cuando resolvemos un problema, pensamos que todo en nuestras vidas está divinamente resuelto y que todo marcha viento en popa, pero la realidad es otra y lo que hacemos es convertirnos en eso que denominan un acumulador de cosas.
-¡Al fin salí de esa deuda con el vecino!, una expresión realmente satisfactoria para cualquier persona que es honesta y asume sus responsabilidades.
Un mar de problemas
Sin embargo, aunque no se quiera ser una persona negativa, resulta que hoy día nos sentimos rodeados de un mar de problemas, que no han sido precisamente producidos por nosotros mismos. Una noticia procedente de un europeo país habla de que en un supermercado, debieron incorporarle protección técnica, con un aparato antirrobo a la nevera de las carnes, porque la búsqueda de proteína animal por parte de los ciudadanos británicos se ha convertido en una necesidad primaria y, muchos como carecen de un salario con el que puedan responder por el costo de los mismos, pues infringen la ley y se roban las carnes.
Digamos que es un problemita para quienes gobiernan a Inglaterra, bien ubicados y con buenos ingresos, pero es un problemón para el ciudadano de la calle, ese que no tiene arte ni parte en el gigantesco problema en el que se ha convertido llevar alimentos al hogar.
¿Será culpable de todo lo que acontece por aquellos lados, el conductor del autobús que circula a primeras horas de la tarde muy cerca de la plaza Trafalgar, esa que está en el centro de Londres?
Ni quien pagó la deuda al vecino, tampoco el que se llevó una pieza de res del supermercado y mucho menos el conductor de la unidad autobusera que suele ir alrededor de la plaza Trafalgar en Londres son culpables del tremendo desorden en el que han caído los humanos en esa nación, digamos que a causa de terceros. Son culpables por no pensar, no les enseñaron a hacerlo y por ello son algo menos que problemitas para sus gobernantes.
Los problemas suelen asomar o pueden salir de muchos lados y como en ocasiones los ciudadanos no tienen la capacidad para resolverlos apelan a situaciones diversas, algunas equivocadas y otras no equivocadas.
También acumuladores de problemas
Si nos alejamos del viejo continente y llegamos a nuestra geografía americana sureña y le hacemos una radiografía a cada país, nos vamos a ver también como acumuladores de problemas cuya única solución estriba en profundizar el pensamiento y crear las aparentemente complicadas soluciones, que muy pocos llegan a alcanzar.
Por eso, Argentina vive endeuda, Chile mal gobernada, Perú sumida en corrupción, Bolivia en la pelea por evitar daños a su soberanía, Ecuador dividida y maltratada, Brasil golpeada fuertemente, Colombia penetrada de forma terrible, Venezuela en lucha sin cuartel, Guyana Cooperativa avasallada, Cuba de pie y en lucha, Centroamérica herida y levantándose, Nicaragua ojo alerta y creciendo, México lucha y lucha y EE.UU azotado por ellos mismos.
El pensar profundamente no depende de otros, solo de nosotros los ciudadanos y pensar acerca de todo cuanto concierne a nuestras vidas, nuestra historia, cultura, educación, nuestros recursos . En todos los estados, ciudades, barrios y urbanizaciones debe darse, debe producirse ese pensamiento profundo que nos conduzca a borrar el desorden que rodea nuestras vidas, porque ese desorden, no es otra cosa que estar al borde del orden y no entrar en él. Pensar profundamente es crear el orden adecuado para nuestras vidas y vivir en armonía. No es una cosa del otro mundo, es simplemente comenzar a pensar en profundidad, revisar todo y acompañarnos de los grandes pensadores. .
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