Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 12 de mayo de 2009

Más sobre la procedencia del venezolano


Como el tema de nuestra procedencia ha sido tratado incompletamente, es importante continuar con quienes han tratado esos temas, pues ellos tienen más autoridad que quienes escribimos. En efecto, Rufino Blanco Fombona, periodista, escritor, ensayista y todo un pensador profundo, agrega en sus estudios acerca de nosotros y la época colonial de los venezolanos y como nos hemos ido formando, lo siguiente:


"El español, que ha impuesto su lengua y su religión, gobierna y practica las funciones superiores del culto.


El americano ejerce por concesión una que otra función de aparato, ya municipal, ya seudomilitar en cuerpos de milicia. Es agricultor, propietario, criador, rentista. Con esos apoyos iniciará, sin embargo, la Revolución".


La impresión que expresó Blanco Fombona es interesante, porque muestra dos aspectos de aquellos americanos que irían después a batallas para liberarse: El sentirse hijos de una tierra y, por otro lado, sentirse también capaces de luchar, al abrazar, muchos de ellos, el sentimiento militar en las milicias.


Habla el escritor de los pardos y escribe que "...ejerce pequeñas industrias en las ciudades, forma batallones de milicias con elementos de su clase, y en la jerarquía de este orden militar puede ascender hasta el grado de capitán. Ejerce algunas profesiones liberales, como la medicina. Es propietario y agricultor. Está sometido a leyes suntuarias.


El indio vive siempre bajo tutela. El Papa ha declarado que sí tiene alma; pero como no comprende abstracciones metafísicas, se le cree torpe en grado heroico. Es astuto como todos los débiles. La alegría y la audacia, en trescientos años de oprobio, lo han abandonado; es melancólico y tímido. En algunas provincias forma pueblos de su raza, gobernados por un corregidor, o bajo el régimen teocrático de religiosos católicos. Cultiva la tierra y es pastor. El indio, no sólo por hábito adquirido, sino por naturaleza, siempre fue pasivo, carneril, sin personalidad. El socialismo incásico da fe".


Este punto de Blanco Fombona es interesante también, porque demuestra varias cosas. En primer lugar que no contempla ni explica el sentido de lo que puede significar o formar parte inherente como la idea del determinismo geográfico. Eso por un lado. Y por el otro, el desconocimiento de un sentido cosmogónico entre las poblaciones indígenas, parte poco estudiada y comprendida y que es un asunto a estudiar por sociólogos y antropólogos.


Escribe Blanco Fombona del manusmiso y dice que "...puede ascender como el hombre de color libre. Si se fuga, durante cuatro meses, cae de nuevo en la esclavitud: es de quien lo aprese. Ejerce industrias, cultiva la tierra, vende, compra y es propietario.


El esclavo cultiva los campos, es sirviente doméstico. Por su mayor fortaleza física y su carácter más regocijado, es quizá, a pesar de la esclavitud, menos desgraciado que el indio. Su precio máximo en la Capitanía General de Caracas es de 300 pesos. Si los reúne, el esclavo puede libertarse a si mismo. Si el amo le maltrata y el esclavo lo comprueba, y encuentra nuevo amo que proponga comprarlo, el propietario está obligado a venderlo".

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