Todo un proceso educativo, nada teórico pero si práctico, inicia cuando la madre recibe a su bebé después de dar a luz.Allí comienza un interesante y único proyecto educativo, que la escuela y el maestro o maestra, reforzarán para colocar al pequeño en la senda del desarrollo.
Pedro Estacio
Como profesional en dos áreas que suelen complementarse -maestro normalista y periodista-, es obvio que el pensamiento vuela hacia ideas que, a nuestro juicio, son muy claras en lo que concierne al individuo humano desde sus primeros tiempos de vida, como que las primeras maestras son las madres, lo que es indudable.
Una cuestión que siempre sucede, es que la mujer, con tan solo el título de madre, va educando al bebé en los mas elementales modos de vida sin que ello parezca una clase en un salón cualquiera.
Ella, conjuntamente con el recién nacido, se educan. La madre busca acomodarlo para darle comida de su seno y la criatura se ajustará a su mejor posición, lo que a su vez permitirá a ella conocer cómo él se siente mejor.
Aprendizaje reforzado
Con los días, meses y posteriormente años, ese aprendizaje inicial va siendo reforzado en lo que concierne a todas las acciones que ambos desarrollarán: horas de comida, baño, sueño, evacuación, ensayo pera el dominio de manos y piernas, caminar, orientaciones para el hablar y mucho mas. Todo un programa no escrito y muy práctico.
Los niños van aprendiendo todo lo que tiene que ver con el comportamiento humano en las casas hasta que llega el tiempo de ir a las escuelas, donde inicia un proceso de educación que siempre debe ir reforzado por la educación del hogar. Y esto no es lo que siempre sucede.
¿Por qué no sucede?
Varias circunstancias así lo determinan. En ocasiones no existe el padre y la madre carga con todo; va educando como puede al pequeño y de paso tiene que trabajar, de modo que lo deja en manos de los abuelos o de alguna vecina.
Cuando ambos padres trabajan
Igual puede ocurrir cuando ambos padres trabajan. Y es en estos momentos cuando es abierta la primera fisura en la educación del infante, que también puede ocurrir cuando en el hogar son tres los hijos y hay ausencia del padre.
Hay empresas que pueden facilitar la solución del problema a sus empleados, creando guarderías donde pudieran tener a los hijos de sus trabajadores. Al parecer hay disposiciones al respecto, pero parece que uno de los pocos que cumple con ello es el Ministerio del Poder Popular para la Educación en Venezuela, aunque existen guarderías en algunas parroquias donde reciben a las criaturas.
La cuestión es que se lleva a cabo todo un proceso de educación, de modo paralelo, en los primeros años de vida de los niños y este en ocasiones es fracturado y, cuando los niños llegan a las escuelas, muchos lo hacen en condiciones menos favorecidas que otros.
Es muy aclarador decir, por ejemplo, que este único proyecto, original y educativo también tiene lugar en las etnias indígenas de nuestro continente suramericano, solo que no lo conocemos.
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