Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 28 de enero de 2009

¡Destiérrese el pernicioso abuso de la prensa!


Es agradable leer acerca de Simón Rodríguez y reconfortarse con las opiniones que tenía ese culto y extraordinario ciudadano que, cada vez que emitía una opinión, profundizaba en sus reflexiones y sembraba conocimientos. Tal cual como lo señaló la profesora Mercedes M. Álvarez T., en su libro Simón Rodríguez tal cual fue (*) el Maestro tuvo mucho interés en resaltar la lectura “porque en una época de analfabetismo pensaba era una forma de interesar a los lectores y facilitarle conocimiento”.
Explica la profesora en el Capítulo XI del mismo, que “Durante su permanencia en los Estados Unidos, debió (Simón Rodríguez) vigorizar su fe en la educación del pueblo, y al efecto bebería en las fuentes de Franklin y Jefferson. Por ese tiempo aprendería a respetar la libertad de imprenta y a conocer los males derivados del mal uso de ella. En su concepto la libertad de imprenta bien entendida es el derecho que cada uno de los interesados en una cosa tiene para hacer observaciones fundadas en el interés común”.
Considera que en sus escritos son persistentes los pensamientos como el citado sobre la libertad de imprenta y añade que también revela su preocupación social, móvil de su acción pública. Además, escribe la docente que “Se multiplican los pasajes en sus páginas para insistir en evitar el desorden de la sociedad que pudiera venir Cobn el abuso del derecho de la libertad de imprenta. No se cansa de insistir sobre la ética profesional de la prensa donde hay que ejercer el oficio con objetividad, lógica y honestidad intachables:
“Entiéndase por LIBERTAD DE IMPRENTA
La Facultad que dan los conocimientos
Para abogar por el bien común no
La Licencia que se toman las pasiones
Para denigrar al que lo promueve”
El párrafo está en Luces y Virtudes Sociales, Concepción, Chile 1834.
Refiere la profesora Mercedes Álvarez que Samuel Robinson, como también se hacía llamar Rodríguez, “…siempre rechazó en sus pensamientos la idea de utilizar la imprenta para hacer el mal y no orientar hacia el bien. Comenta que solía repetir en sus obras algunos de ellos. En la siguiente frase, la profesora evidencia y en cierto modo define algo de la ética de la prensa como Robinson lo veía:
-“Destiérrese de las sociedades cultas el pernicioso abuso de la prensa…No se autorice en público lo que la urbanidad condena en reuniones privadas… y Más adelante “Las guerras actuales se deben en gran parte a la indiscreción de los diaristas y a la imprudencia de los Gabinetes”.
“La libertad de imprenta bien entendida –señala Mercedes Álvarez- fue idea básica de sus pensamientos. Desde su primer impreso Sociedades Americanas en 1828 que vio la luz ese mismo año, asentó ese derecho como el mejor y más efectivo procedimiento para perpetuar los conocimientos del hombre y defender las libertades públicas. El pasaje siguiente es una flor de ese jardín de la libertad que él amo y predicó. Cuanta actualidad tiene su concepto de que la libertad consiste en el derecho de hacer lo que no dañe ni a los demás individuos, ni al organismo social:
“El estado actual de la América pide serias reflexiones:
Aprovechen los Americanos de la libertad de Imprenta que se han dado, para consultarse sobre el importante negocio de su libertad”.
¿De qué manera entendía Simón Rodríguez la libertad de imprenta? Este punto es altamente interesante, a los efectos de comparar cómo el veía esa realidad y cómo se desarrolla hoy día en Latinoamérica y el resto del mundo. Es bien claro que este filósofo americano –como suele ser llamado- sabía bien de los usos negativos que podía acarrear el mal uso de la imprenta, que es lo que hoy podemos calificar como mal uso de la prensa. No se trataba de que armas, piedras y palos fuesen envueltos con las hojas provenientes de las imprentas. ¡No! Robinson se refería fundamentalmente al contenido, a los mensajes y las intenciones que podían llevar los impresos. ¡A eso se refería! En un lenguaje más actualizado, podemos fácilmente referirnos a la mala publicidad, a las informaciones erróneas y aquellas informaciones en las que se denigra, se difama y más cerca aún, son inventadas y dirigidas para conseguir un fin específico. Basta con referirnos a la propaganda que desató en el mundo George Bush, exgobernante estadounidense, para invadir a Irak y controlar sus recursos.
Pero no se trata de algo nuevo. Es una manipulación muy vieja que ha sido actualizada. Sólo hay que leer y leer y darse cuenta de cada una de las invasiones y guerras que se han dado en los últimos años y entendemos pronto lo que Simón Rodríguez consideró el mal uso de la imprenta y por decía que había que desterrar de las sociedades cultas el calificado pernicioso abuso de la prensa. Hoy, su pensamiento sigue vigente, porque de lo que se trata en estos momentos, es de la guerra de cuarta generación que tienen los pueblos contra los dueños de los medios de comunicación.

No hay comentarios: