Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



viernes, 23 de enero de 2009

Reconozcamos nuestra existencia


Creemos que los latinoamericanos, sin excepción, deben frenar el desaforado sistema de extracción de sus riquezas por parte de las empresas transnacionales.
La voracidad de algunos empresarios o negociantes nunca puede estar por encima de las poblaciones concientes, y los Estados, que son la instancia por encima de los gobiernos, no deberían permitir que sus nacionales sigan siendo esquilmados por el solo afán de lucro y de seguir potencializando ese bárbaro consumismo que continúa destruyendo al planeta.
¿Es acaso un secreto que algunas especies del mar están pereciendo al enredarse con el plástico o intentar consumirlo creyendo que se trata de una anémona?
¿Será también secreto el hecho que muchas especies de animales huyen despavoridas de las máquinas cuando estas se encuentran derribando árboles?
Suramérica, Centroamérica y el Caribe tienen que ser distintos al norte de la América y Europa, caracterizados por un consumismo exacerbado en el sentido de creer que esa conducta de voracidad genera el bienestar.
Es el momento propicio para reconocer nuestra propia existencia, para entender, nuestro exacto rol en la vida, comprender que somos personas sensatas, racionales, moderadas, inteligentes, sensibles, solidarias, respetuosas y amantes de la paz y no monigotes o peleles a quienes se les induce a cometer fechorías como las que estamos viendo en los últimos años.
Somos testigos, todos, de los últimos acontecimientos bélicos (Japón, Corea, Viet Nam, Grenada, Panamá, Yugoslavia, Irak, Palestina siempre) y sin embargo, hemos actuado inmoralmente como zombies, como si nada hubiese ocurrido, pese a que los medios de comunicación nos han presentado los acontecimientos como verdaderos shows.
El mundo ha tenido, hay que reconocerlo, un bando perverso que siempre ha andado tras el dinero, el poder político y militar y que también es generador de perversiones crueles como las drogas, la prostitución, la degeneración de niñas y niños y cualquier cantidad de desviaciones conocidas como fraudes, extorsiones, estafas y todas esas ilegalidades conocidas por las policías latinoamericanas.
Pero más que la franja de perversión que pueda existir –como la apreciamos encima de los palestinos y en algunas regiones africanas- los latinoamericanos tenemos las posibilidades de hacer crecer el desarrollo. No nos encontramos en pañales, tenemos recurso humano y con talento y lo único que nos falta es terminar por construir esa unidad que tanta falta nos viene haciendo. Esa es la idea, seamos todos uno.

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