Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 9 de febrero de 2009

Solo la educación nos transformará


De lo que no cabe la menor duda en Latinoamérica, es que sus nacionales deben reflexionar y actuar con profundidad y lo más pronto posible, en transformar a sus ciudadanos, revolucionarlos, a través de la educación.
Hemos podido apreciar los avances que la educación puede generar para todas las sociedades latinoamericanas, sin distingo alguno de raza, religión o economía. La educación, que es una derivación del hecho cultural tiene la virtud más grande que podamos apreciar entre las herramientas sociales con que cuenta el hombre. Ella es capaz de producir cambios en el individuo, quien a su vez queda capacitado como un nuevo operador cultural y con la capacidad de convertirse en un ente multiplicador que genera a su vez nuevos cambios.
La educación, como instrumento cultural de transformación, no puede ni debe seguir siendo vista entre nuestros pueblos como una obligación de los gobiernos que han venido turnándose en nuestras tierras ni como la formación de una hilera de apretadores de tuercas o envasadores de pollos en una industria alimenticia.
La educación es un compromiso con la vida y hacia allá deben ser dirigidos todos los esfuerzos de los gobernantes. ¿Qué sentido tiene la planificación gubernamental si ella no está dirigida a provocar los cambios que permitan la transformación social de los hombres y mujeres de las naciones?
Si revisamos lo que algunos denominan el estatus de nuestras vidas, nos encontramos con desaforadas conductas promovidas en el hombre y la mujer con una sola finalidad: el consumo devastador.
Si, porque el exagerado consumismo en el que los medios de incomunicación social han sumergido a los ciudadanos de este sureño continente, generan a su vez drásticas y terribles intervenciones de las empresas transnacionales en las economías de nuestras naciones, golpeando con precisión alevosa al ambiente que la naturaleza sabiamente diseñó.
Los daños en esta parte del mundo son altamente peligrosos porque es aquí donde está el pulmón vegetal que permite que aún los terrícolas podamos vivir, pese a las grandes desgracias que hemos estado viendo en los últimos años, a causa de la agresión que ha recibido la capa de ozono y que a su vez genera tremendas dificultades en nuestras tierras. ¿Son acaso secretos los desbordamientos de los ríos, las tormentas, esas temporadas en las que en muchas zonas aparecen terribles incendios con daños a nuestros ecosistemas?
Entonces, de lo que se trata es de corregir esos entuertos que tantos daños nos han hecho y aún lo siguen haciendo, pero esa corrección será sólo posible cuando reflexionemos, profundicemos en el estudio y concretemos mejores vías para educar a los ciudadanos. Es lo que único que realmente permitirá la transformación de las sociedades de este continente.

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