Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 12 de junio de 2016

La fuerza de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela






En una ocasión, el poeta  venezolano  -hoy fallecido- Víctor Valera Mora, en su poema “Nuestros hermanos miran” escribió:
Aún colmada de bienes
La vida es un perenne combate

Y ese par de líneas escritas al calor de una espiritualidad no definible, parecieran encerrar el sentimiento de la mayoría venezolana, lo cual es entendible al leer y conocer –sin ser juristas- a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en torno a la cual escribimos algunos interesantes tópicos.
La edición del eliminado Consejo Nacional de la Cultura, Conac, del año 2006, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la exposición de motivos, nos habla de los principios fundamentales de ese  documento mayor de los venezolanos, uno de los cuales “consagra la condición libre e independiente de la República Bolivariana de Venezuela”.
Hoy día, al subrayar la condición de libre e independiente, lo hacemos por la sencilla razón de que los ciudadanos venezolanos, frente a las amenazas de la Derecha Corporativa Transnacional y las más precisas –no veladas- que intentan decir que Venezuela es un amenaza para los Estados Unidos (dichas por boca de su propio presidente, Barack Obama), reiteran ante el mundo, cada vez con mayor fuerza, que son un país libre, independiente y soberano y que no están dispuestos a renunciar al legado que les dejó el Libertador Simón Bolívar y los héroes independentistas que le acompañaron.
En su línea firme de protestas frente a las amenazas, los venezolanos vienen siendo acompañados por los latinoamericanos y sus organizaciones propias (Alba, Unasur, Celac, Asociación de Estados del Caribe) como otras del mundo.
Lucha incesante por la libertad
En su documento mayor, es decir, la Constitución Bolivariana, “…se rescata el legado histórico de la generación emancipadora, que en la gesta heroica con la independencia de Venezuela luchó para forjarnos una patria libre, soberana e independiente de toda potencia extranjera. Al me3ncionar la figura paradigmática  de esa revolución inicial, el Libertador Simón Bolívar, se recoge el sentimiento popular que lo distingue como símbolo de unidad nacional y de lucha incesante y abnegada por la libertad, la justicia, la moral pública y el bienestar del pueblo, en virtud de lo cual se establece que la Nación venezolana, organizada en Estado, se denomina República Bolivariana de Venezuela”.
Siempre en ese sentido, los venezolanos han definido la organización  jurídico-política que ha adoptado la Nación como  “…un Estado democrático y social de Derecho y justicia. De acuerdo con esto, el Estado propugna el bienestar de los venezolanos, creando las condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, procurando la igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarrollar libremente su personalidad, dirigir su destino, disfrutar los derechos humanos y buscar su felicidad”.    
Dentro de la Constitución todo  
Al leer este párrafo, se entiende a la perfección cuando los más altos dirigentes políticos de la Revolución Bolivariana y expertos constitucionalistas, con frecuencia suelen decir “dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”.
Es importante que se diga, como está escrito en esta publicación  de desaparecido Consejo Nacional de la Cultura, que “Los principios  de la solidaridad social  y del bien común conducen al establecimiento  de ese Estado social, sometido al imperio de la Constitución y de la Ley, convirtiéndolo en un Estado de Derecho, Estado social de Derecho que se nutre de la voluntad de los ciudadanos, expresada libremente por los medios de participación política y social para conformar el Estado democrático , Estado social y democrático de Derecho comprometido con el progreso integral que los venezolanos aspiran, con el desarrollo humano  que permita una calidad  de vida digna, aspectos que configuran el concepto de Estado de Justicia”.
La anterior definición se corresponde “…con una de las principales motivaciones expresadas en el Preámbulo, es decir, el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática. Ya no solo es el Estado el que debe ser democrático, sino también la sociedad. Siendo democrática la sociedad, todos los elementos que la integran deben estar signados por los principios democráticos y someterse a ellos”.       
Así, queda establecido que  “…la educación y el trabajo son los procesos  fundamentales para garantizar los fines del Estado”.
En ese orden “…los ciudadanos y las organizaciones sociales tienen el deber y el derecho de concurrir a la instauración  y preservación de esas condiciones mínimas  y de esa igualdad de oportunidades, aportando su propio esfuerzo, vigilando y controlando las actividades estatales, concienciando a los demás ciudadanos de la necesaria  cooperación recíproca, promoviendo la participación individual y comunitaria en el orden social y estatal, censurando la pasividad, la indiferencia y la falta de solidaridad”.
Todo lo escrito antes, ha sido incorporado al texto constitucional “…como valores superiores del ordenamiento jurídico del Estado y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad individual  y social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética pública y el pluralismo político”.    

No hay comentarios: