Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 16 de febrero de 2025

Desde hace siglos la mentira vive y rodea a los humanos

 


Pedro Estacio


Me atrevo a decir que el planeta Tierra está afectado por una epidemia desde hace siglos y hasta ahora no ha podido salir de ella, un ejemplo de esa enfermedad la han estado trasmitiendo quienes han venido manejando a los ciudadanos y ciudadanas desde los ámbitos del poder, lo religioso y las comunicaciones.


Mentir es engañar, es hablar de algo que es falso; es decir algo que no tiene comprobación científica ni tecnológica. Es como si quien escribe dijera que estuvo viviendo en una ciudad que flota en el aire cerca de la montaña Warairarepano, lo cual, por cierto es completamente falso, pero pareciera que a los humanos les agrada la mentira y hay quienes disfrutan diciendo mentiras y las repiten hasta el cansancio.


La repetición de la mentira suele ser muy común en las religiones y en la política y es capaz de llevar a las personas a violentar su estabilidad emocional, al punto que pareciera muy normal la agresión entre partidarios, si se quiere ignorantes en materia de religión y política, siendo esta última área muy comentada por las agresiones que incluso llega al fallecimiento de personas.


Hay toda clase de mentirosos. Hay quienes mienten y se mantienen cerca del poder, otros dicen que tienen hasta tres profesiones universitarias. Una mentira muy común, por ejemplo es decirle todo el tiempo Doctor a los abogados, cuando eso es incorrecto. Se es Doctor en esa y otras disciplinas, cuando se ha hecho un estudio de Doctorado.


Los medios de comunicación, por ejemplo, cuentan con las telenovelas para mentir, porque independientemente de todo se aprecia en ellas mentiras a granel y sin contar con las noticias. En este renglón, necesariamente hay que incluir a varias agencias de noticias internacionales, todas orientadas políticamente de acuerdo a ciertos intereses.


Algunos suelen decir, por ejemplo, que las guerras siempre son consecuencias de mentiras bien planificadas como las armas de destrucción masiva que dijeron poseía Irak o las mentiras de que Estados Unidos ganó la segunda guerra mundial porque derrotó a Hitler o los chavistas le quitan los niños a las familias.


Hoy en día, las mentiras y su repetición corren a granel por los medios de comunicación, las redes, el invento de los influencer y la parranda de malos artistas que a su vez son inflados por periodistas ignorantes que viven de ellos.


Basta revisar los mensajes que se aprecian en “Con el mazo dando”, programa que va a tener que comprar muchos tobos para guardar las mentiras que dicen los mensajes de quienes se oponen a la revolución bolivariana y a todo lo que huela a Hugo Chávez y Nicolás Maduro.


No vayamos a creer que exclusivamente los pobres y los tontos son los únicos que mienten, porque los mismos medios que suelen mentir también muestran a quienes mienten. Claro, es una cuestión de los intereses de quienes proclaman las mentiras y allí hay de todo: mujeres, hombres, jóvenes y niños, además de políticos, comerciantes, inversionistas, universitarios y no universitarios, ricos y pobres, políticos y no políticos, militares y religiosos, nativos y extranjeros. Acoto acá lo que dicen del señor Donald Trump, que es uno de los presidentes de EE.,UU que mas miente.


Y si, los pobres e ignorantes mienten y esas mentiras son vistas como chismes entre comadres. Alguna gente miente para sentirse bien y otros lo hacen por costumbre y muchos mas allá para conquistar a una chica o a un chico y eso se ve como normal, aunque no lo es decir lo incorrecto. Pero eso sucede desde que los muchachos comienzan a ir para la escuela, donde comienzan por conocer el cuento de la mentirilla blanca -la que no es pecado ni hace daño-, que también se da en las familias.















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