Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 16 de diciembre de 2024

Entendamos que la paz siempre es colectiva

 

Pedro Estacio


Es bueno que se entienda que, el estar en paz consigo mismo, es apenas el comienzo, los primeros pasos para comenzar a entender que no solo uno debe estar en paz, sino que esa paz debe ser con toda la ciudadanía, porque los seres humanos no vivimos aislados en una cueva, por el contrario requerimos de otros similares a nosotros y vivir lo mejor posible en armonía y en colectivo.


Por todo eso y mucho mas, es que estamos obligados a la búsqueda de la misma y naturalmente con el adecuado respeto que todos merecemos y por eso es necesario conocer algo de lo que significa convivir y en paz.


El artículo 9 de las Normas de Convivencia y paz nos dicen que el objetivo de las mismas es:


...garantizar el goce de los derechos fundamentales y el bienestar social del pueblo, mediante la creación de mecanismos para su desarrollo social y espiritual, procurando garantizar el goce de los derechos fundamentales y el bienestar social del pueblo, mediante la creación de mecanismos para su desarrollo social y espiritual, procurando la igualdad de condiciones para que todos y todas desarrollen libremente su personalidad, dirijan su destino, disfruten los derechos humanos y alcancen la suprema felicidad social, sin discriminaciones por motivos de origen étnico, religioso, condición social, sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género, idioma, opinión política, nacionalidad u origen, edad, posición económica, condición de discapacidad o cualquier otra circunstancia personal, jurídica o social, que tenga por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y garantías constitucionales.



Ahora bien, por ello es fundamental que los ciudadanos asumamos “...una conducta ética y de civismo evitando cualquier acción, omisión o manifestación contraria al orden público, al respeto por las personas y a sus bienes, en consideración, tolerancia y reconocimiento de sus derechos”.


A mi modo de ver las cosas y como periodista, carece de todo sentido las normas si las mismas no son enseñadas a la mayoría de los ciudadanos. Debe haber un proceso educativo muy fuerte y relacionado con su enseñanza.


Los seres humanos no nacen en el parto con un libro de normas que deben acatar y como es sabido, son las madres y padres quienes en el transcurso del desarrollo les van mostrando, enseñando la ruta, ese camino de crecimiento y aprendizaje.


Y esa es una falla que tenemos actualmente en la revolución bolivariana. Suceden cosas y nunca recibimos respuestas. Hay algunas que son muy obvias y eso se entiende perfectamente, pero hay otras explicaciones, porque se que existen, pero nunca nos llegan.


Abren un hueco, la gente reclama su cierre y la tierra queda allí, nada pasa. Igual ocurre con el agua, con las aceras, con los motorizados, su velocidad e irrespeto de las personas mayores al cruzar las calles, el pasaje, el respeto a los semáforos, y con cualquier cosa. Los dueños de las camionetas nada tienen que ver con la Gaceta Oficial y el pasaje y dicen que el mercado no hace diferencia de precios con las personas mayores y pare de contar.


Hay que creer profundamente que, la educación, está presente en todos los procesos revolucionarios y sin educación plena, es decir, no solo formativa profesionalmente hablando, sino en el hogar y en la calle, nada será posible alcanzar. Es una realidad.

Toda la ciudadanía debe conocer la Ordenanza de Convivencia

 



Pedro Estacio


El artículo 2 de la Ordenanza para la Convivencia Ciudadana, el Civismo y la Justicia de Paz Comunal, lo digo honestamente, es muy claro en cuanto a lo que deben saber los ciudadanos y mas los principales voceros de los Consejos Comunales y Comunas del país, aunque se desconoce quien enseña sobre la Ordenanza.


Toda la ciudadanía debería saber que la Ordenanza busca promover la cultura de paz y fomentar en nuestra sociedad una conciencia basada en el respeto de los derechos humanos.


Igualmente, ese cuerpo de normas busca garantizar el goce y disfrute de los espacios públicos y privados destinados al desarrollo de las actividades de los habitantes y transeúntes del Municipio, en el caso particular de Caracas, el Municipio Libertador así como asegurar y promover el orden público.


Esto último es interesante por cuanto los ciudadanos, todos, calles por calles, deben ser orientados sobre el articular y también es bueno decir que si alguien busca ser electo juez de paz, de igual modo debería manejar el conocimiento de estas normas de convivencia.


La normativa municipal busca, garantizar la libre circulación vehicular y peatonal destinados al desarrollo de las actividades de los habitantes y transeúntes del Municipio así como asegurar y promover el orden público.


De igual modo, deberá la Ordenanza promover la libre recreación en un ambiente adecuado y sano y muy claramente, impulsar el civismo y la justicia de paz comunal al igual que estimular la prosperidad y mejores condiciones de la vida ciudadana.


Lo que no sabemos, al menos hasta ahora, quienes son los responsables de orientar al respecto y hacer cumplir el cuerpo de ordenanzas dictadas por el Concejo Municipal de Caracas.


Los ciudadanos siempre necesitarán educación, educación y mas educación

 


Pedro Estacio


Cuando abordamos la importancia de la educación para las niñas, niños, mujeres y hombres de esta vibrante nación, suele ser muy edificante seguir con artículos sobre el tema, encontrarnos con opiniones muy fuertes que avalan lo que se haga para promover el proceso de enseñanza y aprendizaje.


Es el caso de exponer en unas pocas líneas lo que decía el Capitán Fidel Betancourt M, autor de la voluminosa Historia Militar de Venezuela, al indicar que había comprobado “...que escasamente de dos a tres de cada mil venezolanos, no analfabetos, saben algo de nuestra historia patria... y esta ignorancia en historia existe hasta en gente de las urbes y de clases que han recibido instrucción-educación, incluso universitaria”.


Y mas adelante, este militar comenta que los libros de Historia de Venezuela que han sido editados algunos,”... por añejos, están en anaqueles de hombres de estudio o de ricos que poco leen o en bibliotecas especiales, como la Biblioteca Nacional, solo al alcance de aquellos que tengan tiempo sobrado para leer allí. Este tiempo no lo han tenido nunca, ni lo tendrán , los obreros, los jornaleros, los trabajadores ambulantes ni los campesinos: otros libros y siempre por lo general varios tomos son inasequibles por lo caros, para adquirirlos; no asequibles al bolsillo del trabajador, ni de los estudiantes”.



Lo que puedo decir al respecto, es que hoy día, luego de mas de 20 años de revolución bolivariana donde uno de los mas importantes difusores de la historia venezolana, después de Simón Bolívar, ha sido el Comandante Hugo Chávez F., el conocimiento de nuestra historia ha crecido. No puedo decir cuanto por no tener el manejo instrumental ni la formación profesional adecuada, pero ha habido una gran difusión de lo que han hecho nuestros hombres y mujeres involucrados en el acontecer histórico nacional.


Pero de lo que si estoy seguro, es que nuestros habitantes requieren ser profundamente educados, dotados del acervo no solamente histórico sino político, cultural y económico. Mientras eduquemos a los venezolanos, mas podrán estos incorporarse al pleno e integral desarrollo que necesitamos que todos ansiamos y que sabemos podemos lograrlo, pero lo requerimos profundizar nuestro proceso educativo para bien de todos.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Jóvenes sin reflexión ni orientación

 


Pedro Estacio


A veces los ciudadanos perdemos el tiempo y otras cosas, por la sencilla razón de que no reflexionamos. Parece tonto lo que escribo, pero es tan real que no nos damos cuenta. Y el ejemplo mas sencillo de cualquiera que les pueda escribir, es el de caminar por las calles de la ciudad y observar todo cuanto está presente en nuestro camino.


He visto gente joven, capaz de enfrentar cualquier dificultad, también adultos, esperar mas de media hora la llegada de una unidad colectiva, cuando tienen no solo el tiempo sino la consistencia para caminar media hora o quizá una hora para llegar a su destino.


Me pregunto qué cosa ocurre en la mente de los jóvenes que parecieran no darse cuenta de ese tipo de realidad. Recuerdo el anhelo constante del periodista Arístides Bastidas -de hecho uno de sus libros lo lleva lleva por título.


Bastidas, optimista como el solo, le concedió mucho valor a la salud, a la ciencia y a los hombres dedicados a ella y a la vida misma y de hecho sobre ella escribió:

..la vida es un compromiso ético y que en cumplirlo está la única recompensa que ella puede entregarnos”. Y si bien así lo creía, pienso que se sentiría impactado por las cosas que han ocurrido en los últimos años, donde hemos vistos a venezolanos actuar en contra del país como los peores enemigos que pueda tener la humanidad. ¿Qué pasa por la mente de un individuo capaz de gritar a los cuatro vientos que invadan y lancen bombas contra el país donde nació?


¿Este tipo de persona, si puede ser denominado de esta manera, habrá reflexionado alguna vez sobre la vida, no solo la de él sino la vida de los demás? ¿Qué puede pensar, no reflexionar? ¿Solo en dinero? Ignoro si cabría acá esa idea de Simón Rodríguez de que “Aun los estúpidos de nacimiento pueden mejorarse por la educación”. Creo que no porque muchos de quienes han atentado con ideas o en la práctica en contra de Venezuela, han tenido la oportunidad de estudiar, aunque según mi modo de ver las cosas, solo pasaron por las aulas de estudio como se pasa al lado de un basurero.


El asunto es que, eso de no pensar, no reflexionar en profundidad por parte de los padres y demás familiares adultos, es lo que está permitiendo que muchos niños y jóvenes estén saliendo a las calles de la sociedad como cuando vemos a una gran manada de animales atravesando un río mientras los cocodrilos se preparan para darse un gran banquete. La manada, como es obvio, no reflexiona, no piensa en nada, simplemente busca atravesar el río porque solo espera conseguir mejores pastos mas adelante.

¿Habrá mejores posibilidades para los niños y jóvenes que carecen de la orientación de sus padres? ¡Y mas todavía!


¿Cuál es la orientación que ha recibido en su vida la persona que hirió a otra con un arma blanca en el Metro de Caracas? Y la pregunta es válida para los sujetos que, en la Semilla Infernal (EE.UU) han disparado en las escuelas y dejan un rastro de niños abaleados, heridos y muertos.


No solo eso ocurre pues hay que citar la apatía, la indiferencia por lo que sucede por el mas cercano. En esa lista entran quienes no se ocupan de sus labores, sino que andan en negocios que les reportan mayores beneficios y no solo es cuestión de decir que es un asunto de los empleados públicos, porque acontece en muchos sectores laborales.


Tampoco hay que formar un equipo de investigación para enterarnos de la realidad, ya que solo hay que salir a la calle y dejar que nuestros ojos se ocupen de ver las irregularidades, que las hay por grandes cantidades. En Venezuela no hay analfabetos, quizá sean mínimos, pero el problema radica en la ignorancia, en la ausencia de lectura permanente, en la reflexión y en la orientación. ¿Ustedes creen que Simón Bolívar mentía? ¡Claro que no! Por algo en su discurso de Angostura dijo que “La educación popular debe ser el cuidado primogénto del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república, moral y luces son nuestras primeras ncesidades”.(Toda la Patria, una escuela- Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Marzo 2007)

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Indescifrable la conducta ONU

 



Pedro Estacio


A estas alturas de los acontecimientos mundiales, no logro descifrar qué hay en los cerebros de los funcionarios que integran la nómina de la Organización de las Naciones Unidas, ONU.


Posiblemente el asunto no es por allí donde debe comenzar la investigación a ver qué sucede y quizá tenga que ver con los bolsillos. Quienes estamos lejos solo podemos apelar a los documentos donde están escritos los objetivos que tienen las organizaciones por delante.


Hasta allí pudiera ser la indagatoria de lo mas práctico, pero el asunto es saber con certeza, si el problema es de conciencia, de miedo a perder lo que se tiene, romper, si es que existe, el nudo de los compromisos, pactos o quien sabe qué cosa hay detrás del telón de los acontecimientos.


Hay tantas cosas extrañas que lo que le queda a los seres comunes como quien escribe, es la suposición y entrarle de lleno a contemplar lo que pudiera ser un cine de fantasía o de ciencia ficción, porque es altamente terrible saber por las noticias la cantidad de personas (niños, niñas, mujeres en estado de gravidez, ancianas y ancianos) que pierden las vidas por los conflictos mientras otros permanecen tan tranquilos, como si hubiesen obtenido el título y la Maestría en Derecho Internacional del Hielo o un Doctorado en Deshielo Ártico.


Elucubro, simplemente elucubro, porque no queda otra.


Sí, me inquieto, porque intento saber sin poder lograrlo, saber que sucede en esos cerebros que aparentemente han sido facultados para ocupar unos importantísimos cargos dotados de inmensos sueldos y ser categorizados como de la academia del saber y del poder.


Debe ser importante conocer qué se siente saber que miles de personas pueden perder sus vidas y bienes mientras se está tranquilo y sin hacer nada por los que sangran, pierden brazos o piernas, quizá un ojo, un pulmón un descuartizamiento por la metralla o una mina o un un explosivo que sale disparado de un dron y otros perecen al desaparecer un edificio por el impacto de una bomba o el techo de un hospital cae destrozando a médicos y pacientes.


La avaricia por el poder, la acumulación del dinero y el sueño de una deseada divinidad permanente han enloquecido y montado en un ferrocarril sin estaciones donde parar a un liderazgo que le ha hecho daño a la humanidad durante siglos y que piensa que la eliminación del humano es el verdadero camino por donde deben transitar algunos.


Realmente sigo sin descifrar no solo a la ONU, sino a las clase de personas que han logrado desarrollar por años el control del poder político y la fuerza determinante de este para desarrollar lo demás que algunos han considerado necesario y fundamental como parte de la vida en este planeta.


Y no es simple elucubración, aunque yo lo presente como tal, sino es poder saber que estamos en el siglo XXI y que en el transcurrir de esos miles de años, pese a que la violencia ha convivido con la paz, no cabe duda que los humanos no han podido resolver el enigma que significa la vida de la humanidad y su recorrido en el tiempo por los senderos de la paz, la convivencia y el amor y no precisamente un amor fílmico, sino algo tan profundo como la esencia y el por qué de la vida misma.

sábado, 7 de diciembre de 2024

El Metro y la manada que sigue en las calles

 

Pedro Estacio

-Aquí, a nuestras espaldas, están las escaleras mecánicas del Metro de la ciudad, muy cerca. Poco trecho nos separa del andén y, pese a ello, se aprecian dos culturas, dos comportamientos. Aquí arriba cualquier desastre ocurre, incluidos los violentos, como pasaría en un pueblo sin ley, pero abajo la situación es distinta.

En sus asientos se confunden cultos e incultos, todos en silencio y hasta haciendo gala de buenos modales al ofrecer sus asientos a las mujeres preñadas y a los incapacitados (personas con discapacidad).


El párrafo anterior inicia en la página 5 del ensayo La Manada no va a la escuela, que escribimos en 2001 y con el cual participamos en el Concurso Literario Fundarte 2002 y que recibió Mención de Honor y fue publicado por la conocida fundación.


Lo que ocurría para entonces era el desarrollo de dos culturas: una que estuvo siendo bien engrapada por el Metro, con una gran conciencia y fuertemente amalgamada con una buena dosis educativa. Había una gran preocupación entre quienes lideraban tan importante medio de transporte colectivo y tenía miles de seguidores adentro y fuera de sus instalaciones.


Y es que El Metro era el gran ejemplo. De hecho, tuvo gran fuerza y contagió tanto su eslogan la Gran solución para Caracas que, pese al caos actual, sigue siendo la gran esperanza del transporte.


Mientras esto sucedía en el subterráneo, recordamos 2001, en pleno centro de la ciudad, arriba, en el cruce entre las avenidas Baralt y Universidad, el caos presentaba y sigue presentando diversas tonalidades:

Mientras los inmisericordes camioneteros mantienen trancada la avenida Baralt, miles de pasajeros que ansían marchar al litoral central, atascan la acera norte de la avenida Universidad, en dirección al liceo Fermín Toro.


Es un padecimiento diario para los todavía excluidos.


Mientras algunos dicen con alegría que van a “rescatar la cultura del Metro”, otros pensamos en la cultura maltratada que permanece en las calles, alienando a la ciudadanía.

En más de una oportunidad hemos aseverado la necesidad de desarrollar un plan educativo para la gente de a pie, que nada tiene que ver con la educación formal de la escuela, del liceo ni de la universidad.


Sería una derivación de la educación informal pero no etiquetada que siempre germinó y dio frutos en los hogares venezolanos, al punto que durante un buen tiempo se llegó a hablar del calor que caracterizaba al caraqueño del pasado, gente bien educada, respetuosa, de buen talante y solidario como el que más.

El capitalino, ese caraqueño, era entonces, una especie de mezcla entre oriental y andino, dicharachero cuando el momento lo ameritaba y muy serio, con ese aire de pater familia.


Hoy, en las narices de los funcionarios del Instituto Nacional del Transporte Terrestre, INTT y de los distintos cuerpos policiales, todo ocurre en las calles y avenidas de la ciudad; es un torbellino de bizarras conductas de peatones y manejadores de autos, camionetas, buses y motos y vendedores y compradores variados: Desde oro, euro y dólares, pasando por paraguas hasta golosinas importadas. Y esa gente, carece de culpa por no ser educada en su desenvolvimiento por las calles de la ciudad, por eso no le importa el llamado del agente de Tránsito; atraviesa las calles por donde le parece; bebe cerveza recostado de cualquier negocio y hasta sube a las camionetas con cualquier bebida y comida y mucho mas. En cierto modo, la manada sigue en las calles, a la espera de ver quién diablos se ocupa de ella.

Periodismo, deportes, espectáculos, sucesos, economía, política y religión

 



Pedro Estacio


Nuestro apreciado profesor Héctor Mujica (+) nos recordó en una ocasión un planteamiento que escribió en El Imperio de la Noticia y que giraba en torno a que, los problemas del periodismo había que ubicarlos en la “problemática general de la información.


Sin ahondar mucho en detalles, cuando vemos muy de cerca esa problemática general, lo primero que se me ocurre es señalar al periodismo como una herramienta que suele ser utilizada, desde hace unos años, no necesariamente para decir la verdad, sino para el manejo emocional de los intereses.


Si observamos el periodismo deportivo -quizá el mas sano-este exalta virtudes y capacidades demasiado exageradas, lo que es muy fácil comprobar cuando un jugador de beisbol batea para un extrabase o un atleta rompe un record. Solo hay que escuchar la voz del narrador o leer el texto de quien le toca redactar la información desde el sitio de los acontecimientos.


  • ¡Tremendo batazo, puso a aullar la bola!

  • ¡Qué velocidad, parece que volara!


Si se trata de una materia como la del espectáculo, pues allí vibra también la exageración, la mentira, el chisme y ahora lo político y como es de esperar, el dinero que es su gran característica y un determinante en cualquier espectáculo así como la especulación sobre la intimidad de los sujetos. De hecho, los llamados paparazi andan en todos lados como los habladores y habladoras del espectáculo y los columnistas.


Si nos metemos en el área de sucesos, pues en muchos de ellos está la verdad pero también la exageración y lo político que abunda en estos días con las manifestaciones, los asesinatos, heridos y los sujetos que intervienen. Hay cosas muy claras como los porrazos, heridos y muertes con ejemplos muy cercanos en los países andinos del continente suramericano.

Hay mucho mas, como las órdenes y decisiones, que se dan en penumbras.


Si nos referimos a la economía, debemos vincularla con la política pues ambas caminan de forma pareja. Aquí si hay un verdadero problema porque no todos los latinoamericanos, asiáticos, europeos y angloparlantes acceden a las verdades y no tenemos la menor idea de poder interpretar el periodismo económico y político que se maneja y mucho menos el militar, un sector delicado de todas las naciones y que depende del político.


¿Quién tiene la verdad económica y la verdad política en sus manos?

El periodismo adscrito a la verdad mostrará realidades y el periodismo adscrito a la mentira mostrará la mentira como sus verdades y tachará la verdad del otro como mentira.


Esa es la guerra que actualmente padecemos y que ha sido exacerbada, por lo general, en detrimento de una mayoría desnuda de posibilidades y una minoría, dueña del dinero, que ejerce su poder para consolidar su posición.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Necesario evitar la circulación de mitos

 



Pedro Estacio


No soy un demonio, ni quiero padecerlo, ni afectar ni generar inquietudes, ni molestar a persona alguna y mucho menos impactar a los lectores, pero me pregunto: ¿Por qué continuar con el mito, la mentira de un san Nicolás o Papá Noel, que se mete por chimeneas y regala juguetes, que nada tiene que ver con los ciudadanos de la república bolivariana de Venezuela?


Hace décadas le aclaré a un familiar que esos regalos en un mes de diciembre, nada tenían que ver con el niño nacido en un pesebre, que eso era cancelado por los padres y en homenaje al Niño Jesús de los cristianos.


Lo del llamado san Nicolás al parecer tiene relación con un presunto obispo del siglo IV. Y si bien no se tiene certeza, claridad, de que era hijo de ricos y regalaba a los pobres, parece que lo tomaron como ejemplo y desarrollaron el mito de lo que hoy las televisoras locales del mundo entero y los mercaderes capitalistas modernos de los centros comerciales presentan a un viejito con barbas blancas y vestido de rojo que regala juguetes y marea a los niños con cuentos y recibe cartas y etc., etc.


El asunto que muchos han conocido y otros imaginan que los historiadores deben saber, es que ni los indios ni negros tuvieron chimeneas en sus chozas por donde bajaba san Nicolás con regalos para sus hijos y nada de eso se conoció en los días de la Colonia ni de la lucha por la independencia menos.


Se que algunos se molestan por los comentarios que hago y mas cuando se trata de mitos como el de san Nicolás, pero es realmente necesario, fundamental en esta revolución bolivariana, que se le aclare a los hijos de los ciudadanos venezolanos y latinoamericanos en general, que los padres y demás familiares siempre han tenido la sensibilidad y el amor necesarios como para dar regalos a sus hijos, nietos, sobrinos y niños pobres y miles de huérfanos cada final de año, casi como en una muestra de la humanidad que les caracteriza.


No se si estaré errado, pero sería interesante que los lectores pudieran conversar con con el Padre Numa Molina acerca de lo real y verdadero de san Nicolás, pero de algo creo estar seguro y es que los mitos mas que otra cosa, suelen ser relatos y algunos hasta sobrenaturales.


Otro asunto que caracteriza a esos mitos, es que alguien, siempre alguien, ha estado detrás de los mismos, desde hace muchos siglos, con la idea de que se siga creyendo en ello y para siempre.


Hablamos de algunos relatos que son mucho menos complicados como los llamados dioses del Olimpo, que gozaban de inmortalidad y eran poseedores de los mas variados poderes y hasta iban en caballos alados y lanzaban rayos y centellas y pare de contar. Como estos mitos siempre han sido mas complicados, algunos involucrados optaron por mitos mas sencillos de creer y por eso -digo yo- apareció un san Nicolás que jamás dañaría ni afectaría a nadie y podría existir en el tiempo sin ningún tipo de complicaciones.


Podrá ser de esa manera, pero es bueno que se tenga claro que las mentiras siempre tienen las conocidas “patas cortas” y por eso, creo, no deben ser dichas.


La tradición cultural venezolana tiene otro carácter. Está enraizada con la forma de ser y actuar de esos venezolanos que, por siglos, han vivido con alegrías y con sufrimiento en estas hermosas tierras del trópico.