Pedro Estacio
A estas alturas de los acontecimientos mundiales, no logro descifrar qué hay en los cerebros de los funcionarios que integran la nómina de la Organización de las Naciones Unidas, ONU.
Posiblemente el asunto no es por allí donde debe comenzar la investigación a ver qué sucede y quizá tenga que ver con los bolsillos. Quienes estamos lejos solo podemos apelar a los documentos donde están escritos los objetivos que tienen las organizaciones por delante.
Hasta allí pudiera ser la indagatoria de lo mas práctico, pero el asunto es saber con certeza, si el problema es de conciencia, de miedo a perder lo que se tiene, romper, si es que existe, el nudo de los compromisos, pactos o quien sabe qué cosa hay detrás del telón de los acontecimientos.
Hay tantas cosas extrañas que lo que le queda a los seres comunes como quien escribe, es la suposición y entrarle de lleno a contemplar lo que pudiera ser un cine de fantasía o de ciencia ficción, porque es altamente terrible saber por las noticias la cantidad de personas (niños, niñas, mujeres en estado de gravidez, ancianas y ancianos) que pierden las vidas por los conflictos mientras otros permanecen tan tranquilos, como si hubiesen obtenido el título y la Maestría en Derecho Internacional del Hielo o un Doctorado en Deshielo Ártico.
Elucubro, simplemente elucubro, porque no queda otra.
Sí, me inquieto, porque intento saber sin poder lograrlo, saber que sucede en esos cerebros que aparentemente han sido facultados para ocupar unos importantísimos cargos dotados de inmensos sueldos y ser categorizados como de la academia del saber y del poder.
Debe ser importante conocer qué se siente saber que miles de personas pueden perder sus vidas y bienes mientras se está tranquilo y sin hacer nada por los que sangran, pierden brazos o piernas, quizá un ojo, un pulmón un descuartizamiento por la metralla o una mina o un un explosivo que sale disparado de un dron y otros perecen al desaparecer un edificio por el impacto de una bomba o el techo de un hospital cae destrozando a médicos y pacientes.
La avaricia por el poder, la acumulación del dinero y el sueño de una deseada divinidad permanente han enloquecido y montado en un ferrocarril sin estaciones donde parar a un liderazgo que le ha hecho daño a la humanidad durante siglos y que piensa que la eliminación del humano es el verdadero camino por donde deben transitar algunos.
Realmente sigo sin descifrar no solo a la ONU, sino a las clase de personas que han logrado desarrollar por años el control del poder político y la fuerza determinante de este para desarrollar lo demás que algunos han considerado necesario y fundamental como parte de la vida en este planeta.
Y no es simple elucubración, aunque yo lo presente como tal, sino es poder saber que estamos en el siglo XXI y que en el transcurrir de esos miles de años, pese a que la violencia ha convivido con la paz, no cabe duda que los humanos no han podido resolver el enigma que significa la vida de la humanidad y su recorrido en el tiempo por los senderos de la paz, la convivencia y el amor y no precisamente un amor fílmico, sino algo tan profundo como la esencia y el por qué de la vida misma.
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