Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 1 de noviembre de 2008

Como cuentan la historia


Los latinoamericanos estamos obligados a ver con detenimiento, quienes son los que, alegres y preñados de buenas intenciones, suelen hacer análisis sobre las vidas de nuestros países, sus economías, fuentes de riqueza, finanzas, etc., etc. Ello es vital porque esos supuestamente bien intencionados analistas, lo único que tratan de exponer, aparentemente, es una especie de justificación de hechos o situaciones y tratar de lavarle la cara al desatinado modelo capitalista que ha puesto al mundo “patas arriba”, con su quiebra financiera y la secuela de exterminio social que esta dejando.
Para algunos, como publicó la agencia IPS, mostrando un planteamiento que tendría fundamento en la idea expuesta en el 1957, por el brasilero Celso Furtado, según la cual “La gran cantidad de divisas generada por la exportación de un recurso natural no renovable, como el petróleo, cuyo precio nada tiene que ver con los costos de producción, lleva a una "sobrevalorización externa de la moneda" que "tiende a provocar la desorganización de importantes sectores productivos" en un país que tiene baja actividad a excepción del sector de hidrocarburos, habría expuesto Furtado refiriéndose a Venezuela.
Tal cuestionamiento, vuelve ha ser puesto de moda en el vecino país, de acuerdo a la agencia informativa, al señalar que “La ocurrencia de esa enfermedad es apuntada en Brasil desde el año pasado por Luiz Carlos Bresser-Pereira, ex ministro de Hacienda y de la Reforma del Estado, quien atribuye al abultado superávit comercial obtenido por las exportaciones agropecuarias un papel idéntico al del petróleo en Venezuela y el gas natural en Holanda.
El caso es que refieren que la crisis financiera mundial habría corregido en nuestros vecinos, la excesiva sobrevaluación del real, provocada por la política del Banco Central, alejando temporalmente los temores de la "enfermedad holandesa", que bien podría llamarse venezolana en el mundo en desarrollo.
Esto es, en pocas palabras, criticar indirectamente el modelo político y económico que actualmente está construyendo Venezuela, de una manera subrepticia al traer y exponer como una referencia válida una opinión expuesta hace 50 años atrás dejando entrever que aquellas críticas de Furtado en 1957, de haber identificado lo que ocurría en el país como, presuntamente, “el subdesarrollo con abundancia de divisas”, no sólo pareciera estar vigente sino que se trata de un fenómeno que presuntamente afectaría a Brasil, por efectos del petróleo descubierto y ahora se transforma en una potencia y exporte abundantes hidrocarburos, pero que dicha nación no tenga suficiente capacidad “de hacer del petróleo una fuente de desarrollo”, según el profesor Julio Gomes de Almeida, de la Universidad de Campinas y consultor del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial, creado por empresarios en 1989.
Hay una especie de sutil descalificación en el fondo de todo esto pues, pese a que en la vecina nación se habla de crear un fondo (parecido a uno que existe en Noruega) con el fin de transformar la riqueza petrolera en beneficios para toda la población, especialmente para las futuras generaciones, con inversiones en educación y presuntamente evitando “la maldición” del petróleo o la enfermedad holandesa”, como indica la agencia IPS, se deja colar un último párrafo, atribuido al profesor Almeida y quien destacaría que Brasil no es Noruega y que será más difícil en esa nación que se tenga la capacidad de “hacer del petróleo una fuente de desarrollo”, sugiriendo que Brasil está más cerca de Venezuela no sólo geográficamente.
Sin apasionamiento
Si observamos los hechos claramente, sin apasionamiento alguno, no vemos las razones por las cuales se pretenda descalificar a un país, ignorar sus posibilidades, cuestión en la que se hace gala parecida a la de los presuntos expertos en pronosticar el futuro, horoscopistas, con el fin de enfatizar que el petróleo afectará a Brasil porque anda más que geográficamente cerca de Venezuela.
No se dice en la información, que consideramos tendenciosa y parcializada, que Venezuela construye un modelo de desarrollo diferente, que tiende a apartarse del capitalismo, modelo que prácticamente ha desvalijado a buena parte de los países del mundo, que ha elevado miserablemente los niveles de pobreza, de analfabetismo y que ha auspiciado un orden universal que se maneja por la fuerza militar y la agresión para preservarlo.
En estos momentos, puede decirse, Venezuela mira otros horizontes e intenta alejarse de la competencia especulativa del capital y buena parte de su presupuesto va dirigido a la educación, salud, ciencia, tecnología, creación de empresas de gestión social, recuperación de tierras y entrega a los campesinos a fin de aumentar la producción alimenticia y reivindicar el papel de la tierra en una nación que en el pasado fue totalmente de tradición agrícola; realiza convenios y tratados con países que antes ignoraba, auspicia el ALBA para apoyar el desarrollo de otros países con un modelo comercial basado en la complementación y la solidaridad y no en la especulación; plantea la creación de un gasoducto por todo nuestro continente sureño, crea Petrocaribe para ayudar a las naciones del Caribe, coloca un satélite de telecomunicaciones para apoyar a todas las naciones desde Centroamérica, pasando por el Caribe y hacia el sur del continente sureño, todo esto con la finalidad de conducirse por un sendero de mayor justicia para los ciudadanos.
Pero de eso no se habla en los medios de comunicación, que siguen su línea comercial de explotación publicitaria, porque se trata de un país que lucha por desanudarse de un modelo eminentemente capitalista y expoliador que no respeta vidas ni normas.
Esa es la realidad que todos los medios de comunicación en Latinoamérica, (profundamente mercantilistas y asociados al gran capital) ocultan a los ojos de los ciudadanos de sus respectivos países, ofreciéndoles a través de la prensa escrita, radio y televisión, modernos espejitos como dádivas, igual que cuando llegaron los españoles a nuestro continente.

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