Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 10 de noviembre de 2008

Y las andanzas siguen en el mundo


Cuando Simón Bolívar, en la Carta de Jamaica enjuicia al propio continente americano, al decir “que América no estaba preparada para desprenderse de la metrópoli, como súbitamente sucedió por el efecto de las ilegítimas cesiones de Bayona, y por la inicua guerra que la regencia nos declaró sin derecho alguno para ello, no sólo por la falta de justicia sino también de legitimidad”, lo que el prócer hacía en su Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla, eran unas reflexiones no sólo sobre las jóvenes sociedades, si se quiere desprovistas del conocimiento necesario que crecían en este continente, sino de su agresor el Estado español de entonces, al punto que lo dice claramente:
“Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades”.
La nociva tendencia de creer que el mundo existe a partir de este momento, sepultando inmisericordemente el pasado por ser escabroso, es habitualmente una conducta de quienes se creen poderosos subestimando a los demás. Y es esa tendencia la que lleva a ciertos intelectuales, a ignorar documentos o a presentarlos como de poco valor.
Así, El Libertador se refiere a las andanzas del gobierno español destacando que “El filantrópico obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas respetables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre si: como consta por los mas sublimes historiadores de aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario”.
Han transcurrido 193 años de aquella Carta y el llamado nuevo mundo, con un ropaje diferente vuelve a estar sumido en una especie de confrontación que todavía no toma cuerpo. ¿Por qué tal sentencia?
El movimiento de piezas en un tablero de ajedrez tiene una sofisticación que se aleja, momentáneamente de los hechos bárbaros, aunque nunca se descarta en la práctica el desarrollo de hechos violentísimos.
Cuando comenzó la última moderna crisis financiera y bancaria de este siglo XXI, una de las primeras respuestas que el mundo vio fue el auxilio que hicieron a los entes financieros en Estados Unidos, sin salir de la sorpresa, todos atónitos leemos luego sobre los momentos de descanso que fueron a tener los ejecutivos de esos entes, en un conocido hotel de California, donde la noche cuesta mil dólares. Mientras pasaban ese momento las bolsas del mundo caían a diario, algunas estrepitosamente y los Estados a sacar dinero para salvarlos.
Pasado ese momento ahora andan reuniéndose los diferentes grupos que han montado los Estados para sus reuniones en donde toman muchas decisiones políticas y comerciales, blandiendo un garrote nuevo, es decir, es un problema de todos los países, mientras las bolsas siguen cayendo y ahora los dirigentes de los países altamente industrializados le piden dinero a los árabes para salvar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Y vuelven a esgrimir otro garrote: La Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, debe bajar los precios.
Tendríamos que decir que, dentro de las guerras de exterminio, hay una variedad gigante de hechos que le suceden a los países, unos más naturales que otros y otros menos naturales, entre los primeros los fenómenos de la naturaleza como los que han afectado a Cuba, Haití y parte de Centroamérica y otros como los que recibe la misma Cuba, Bolivia y Venezuela, que responden a otros modelos de exterminio.
Lo que no deben hacer los países del continente sur, para evitar la siembra de dudas sobre su futuro y no agredir el porvenir con el que sueñan los americanos del sur, es entender de una vez por todas el sentido de la unidad pues es el único que les dota de fuerza para defenderse de las andanzas de los poderosos y poder trazar su futuro.
Quizá por ello nuestro guerrero advertía: “Ciertamente, el oro y la plata son objetos preciosos; pero la existencia de la república y la vida de los ciudadanos son más preciosos aún”, así lo manifestaba el Libertador al general Santander en carta del 7 de julio de 1820.

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